Cuando quiso acordar Daciano se le había pasado tanto la mano que temió devolverlos a la escuela en aquel estado. Mandó pues que se los llevaran fuera de la ciudad y los degollaran en secreto. Descubrieron los cadáveres los otros cristianos y les dieron sepultura. Murieron el 6 de agosto del año 306. Fue éste uno de los martirios más sonados por su crueldad.
De ahí la celebridad de estos Santos y las numerosas iglesias que se les han dedicado. Sobre el lugar de su martirio se erigiría una capilla martirial de la que existen testimonios a finales de dicho siglo. En el siglo V el obispo de Complutum remueve el túmulo y recupera los cuerpos de los allí sepultados, erigiendo un templo en el lugar, siendo tan importante su influencia que la ciudad pasaría a llamarse Burgo de San Justo. Durante el dominio musulmán muchos mozárabes huirían de los ciclos de relativa tolerancia/manifiesta intolerancia a los que estaban sometidos, refugiándose en los pequeños reductos cristianos del norte peninsular; muchos de ellos llevaban reliquias consigo para evitar su profanación. Una vez allí, su culto se extendería por todo el norte de España, dispersándose sus reliquias. Habría que esperar nada menos que hasta el reinado de Felipe II para que la mayoría de las reliquias de dichos Santos volviesen a su lugar de enterramiento original, en una fastuosa procesión cuyo impacto en Sigüenza estamos narrando. Recordemos que la zona seguntina y buena parte de la Alcarria permaneció con una muy importante presencia mozárabe prácticamente hasta su reconquista en el siglo XII.
Así fue, como parte de las reliquias de los Santos Justo y Pastor, fueron remitidas a la ciudad de Alcalá de Henares de la que son patronos los "Santos Niños".
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