San Justo nació, al igual que su hermano Pastor, en la antigua Complutum Romana, la actual Alcalá de Henares. Les tocó vivir la última de las grandes persecuciones contra los cristianos, la de Diocleciano, apenas 10 años antes del edicto de Milán (313) en que pasó a ser el cristianismo la religión oficial del imperio.Tenían Justo y Pastor entre siete y nueve años, según cuentan los martirologios, cuando fue enviado a España el gobernador Daciano, que se hizo célebre por su despiadada persecución contra los cristianos. Al oír un día en la escuela que había llegado Daciano a Alcalá, los niños, que ya habían oído hablar de él, sin pensárselo dos veces se presentaron ante el gobernador, diciéndole que eran cristianos. Daciano, que no tenía entrañas y que pensó que tratándose de dos niños les daría un escarmiento y se apuntaría el primer triunfo, les dio incienso para que lo quemaran ante el altar de los ídolos. Al negarse los niños, mandó azotarlos, pero ellos no cedían; y aumentaba la fuerza y el número de los azotes, y ellos sin ceder.








